Ok. Lo admito. Es re «first Word problem», pero eso
no lo hace menos problem.
En general, en mis redes sociales me relaciono con personas del ámbito
de la lectura y la escritura. Diría que el 70 % de mis contactos son de esa área,
otro 10 o 15 % de mi anterior profesión ―sistemas― y el resto familiares y
amigos de la vida.
Lo mismo pasa con los grupos que frecuento. Por razones obvias, soy
escritora independiente, la cantidad de grupos de lectura y escritura a los que
pertenezco es abrumadora.
Pero tengo dos hobbies: Uno, el maquillaje y el otro, la astrología
amateur ―se lo debo a Florencia Bonelli. Ha creado un monstruo―.
Eso me llevó a notar que hay una inmensa diferencia en la redacción de
simples posts de unos y de otros.
Incluso, es muy común que aparezcan en mi sección de noticia, miles y miles de
chistes sobre ortografía y gramática. Yo misma los hago.
La queja en el ámbito de la lectura sobre el nivel ortográfico crece
cada día más, y muchos bromean con ser gramarnazis
o tener TOC’s al respecto. Y no pude evitar preguntarme si estamos siendo
exagerados o si existe un problema real.
La conclusión a la que llegué es que sí, es un problema real que
tendrá su impacto en generaciones futuras.
Cuando entro a los grupos de maquillaje y de astrología, encuentro un sinfín
de errores, muchos de ellos, comunes. Haber
en lugar de a ver, Aci en lugar de
así, Hize y todas las variantes de
Z-C, las K en lugar de Q, etc.
Estas faltas se repiten hasta el infinito ¿La razón? Pues porque la
leen millones de veces mal escritas.
La forma más común de mejorar la ortografía es leyendo. Uno ve tantas
veces una palabra escrita de una forma, que se le graba.
Pero ¿Qué pasa cuando vemos 100000 de veces «Haber grupo» y quizá solo
una vez «A ver, grupo»? Pues que se fija la forma incorrecta.
Hoy por hoy, la mayoría de las personas leen más posts de Facebook que
libros. Están más expuestos a las faltas de ortografía y a los errores
gramaticales que a la escritura correcta.
No es un mero desinterés, no lo hacen porque deseen escribir mal. Es
algo que se repite, se copia, se populariza y se viraliza como cualquier otra
cosa en las redes sociales: Desde simples chistes como el «baia, baia» o el «ahr»,
hasta errores graves de escritura.
Y lo dice una persona cuya ortografía es cuestionable.
La escuela no da abasto para remediar el problema, no puede presentar
una batalla digna con un libro de unas 60000 palabras contra la cantidad de
frases y redacciones que los chicos leen en sus muros.
Ni hablar de aquellos que ya terminaron sus estudios y que, por la razón
que fuere, no vuelven a leer de manera habitual y solo se informan y comunican
a través de las redes; son ellos los que menos posibilidades tienen de
corregirse.
No tengo estadísticas al respecto ―seguro debe haber alguna de una
universidad X―, pero puedo asegurar que la mayoría de nosotros lee mucho más
contenido en internet de lo que lee por otros medios.
Es competencia desleal. Y creo que es un problema real, no un TOC, no
algo que nos preocupa sólo a los obsesivos.
Hasta hace unos años, la RAE era la única encargada de matar la lengua
hispana. Ahora se le suman varios aliados.
Por desgracia, la solución no la tengo. De hecho, lo veo como un
problema irremediable. Supongo que sólo resta resistir e intentar promover la
lectura de material de calidad.
Buen jueves a todos.