No es la primera vez que me pasa algo similar: me cuesta empatizar con una persona, incluso cuando estoy de acuerdo con lo que dice o piensa.
Cuando uno quiere transmitir un mensaje, es importante limpiarlo del propio Ego. Entender que lo importante es lo que se quiere decir y no, el mensajero.
Esto lo escribí hace un tiempo y me vino a la memoria hoy (aclaro que no soy psicóloga y no hablo desde ese lugar):
Hay una delgada línea entre el ego desmedido y la alta
autoestima. Está perfecto que te sientas seguro de tus ideas, confiado de tener
razón. Está bien que quieras defenderlas, argumentarlas, hacerlas oír. Estás en
lo correcto al pensar que merecés ser oído, tener tu lugar para expresarte, que
tenés algo importante que decir. Porque la autoestima se construye con eso, con
conocimiento sobre vos mismo y sobre lo que te rodea, con la seguridad de
saberte valioso.
Pero cuando lo que hacés es escuchar el eco de tus palabras,
te gusta oírte y leerte, estás enamorado de tu propio reflejo, terminás preso
de tu propio ego. Y no hay autoestima ahí. No hay construcción, ni mejora. La
autoestima es eso que nos permite salir indemne de nuestros errores; de hecho,
los superamos y somos más fuertes. El Ego es lo que no nos permite ver nuestros
errores, y lo que nos lastima cuando se rompe al final del precipicio.
Todos caminamos por la soga. Hacemos equilibro, nos
inclinamos hacia un lado o hacia el otro, y hasta caemos por completo. Si tenés
autoestima, te volvés a levantar. Si sólo tenés ego, culparás a alguien más.
Por último, les comparto el fragmento final de la película Revolver (2005). < si pinchan ahí podrán ver una crítica :)